miércoles, 12 de marzo de 2014

Para ti, para mi.

Podría ponerme a contar durante horas y horas todas las historias que viví aquellos años siendo pirata por las costas de América del Sur, las recuerdo como si hubieran pasado ayer. Recuerdo las buenas y me pongo a reír o a llorar de la nostalgia y emoción y al recordar las malas me siento más fuerte, no se que sería de mi si no me hubiese dado por meterme en esas aventuras. Como en la vida, siempre hay momentos que nos marcan más que otros y los más sencillos posiblemente sean los mejores, los que recordamos día tras día y los que seguimos sintiendo nuestros. Fue en un amanecer del mes de mayo cuando parando para descansar un rato en una de las pequeñas islas que me gustaba visitar encontré una botella con uno de esos mensajes que salían en las películas. Me entró la risa, miré la botella que estaba tirada en la orilla sobre la arena y por curiosidad no dudé en abrirla. Había una carta:

"Para ti que no me lees.
Para ti que no me piensas y que quizás aún no sepas que existo.
Para ti que te anhelo, que te hiervo.
Para ti que a veces te doy por perdido.
Para ti que vas corriendo por las calles y yo voy detrás buscándote.
Para ti que cuando estás no me miras.
Para ti por todas las veces que he llorado, por las que me he recuperado.
Para ti que me envuelves y que me sientes.
Para ti que te creo, que te espero.
Para ti que me arrastras con todas tus olas.
Para ti que te amo aunque no estés.
Para ti con todos los días ya perdidos.
Para ti que te respiro y me suspiras.
Para ti que te seguiré escribiendo.
Para ti, para mi."

Al terminar me quedé más helado de lo que ya estaba, guardé la carta en la botella y la metí en el barco. No era momento de descansar, desanclé y volví a casa. 

Mario.

2 comentarios:

  1. Precioso cuento, Mario. Hay que seguir navegando a la aventura, leyendo, escuchando. Un saludo.

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    1. Mil gracias de verdad! Te mando un abrazo y un beso muy muy fuerte :)

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