"Para ti que no me lees.
Para ti que no me piensas y que quizás aún no sepas que existo.
Para ti que te anhelo, que te hiervo.
Para ti que a veces te doy por perdido.
Para ti que vas corriendo por las calles y yo voy detrás buscándote.
Para ti que cuando estás no me miras.
Para ti por todas las veces que he llorado, por las que me he recuperado.
Para ti que me envuelves y que me sientes.
Para ti que te creo, que te espero.
Para ti que me arrastras con todas tus olas.
Para ti que te amo aunque no estés.
Para ti con todos los días ya perdidos.
Para ti que te respiro y me suspiras.
Para ti que te seguiré escribiendo.
Para ti, para mi."
Al terminar me quedé más helado de lo que ya estaba, guardé la carta en la botella y la metí en el barco. No era momento de descansar, desanclé y volví a casa.
Mario.
Precioso cuento, Mario. Hay que seguir navegando a la aventura, leyendo, escuchando. Un saludo.
ResponderEliminarMil gracias de verdad! Te mando un abrazo y un beso muy muy fuerte :)
Eliminar