domingo, 2 de septiembre de 2012

La última función.

El verano se fue y yo me quedé helado con restos de escarcha en mis hombros. Esa noche me dejé arrastrar, todas mi neuronas las ahogué en el vaso donde aún duerme ese pez de plástico, él me entiende. Y ellos que se olvidaron que sentía, que el robot cómico no quería funcionar más, entonces, muérdeme. escúpeme, lánzame hasta quedarme con el suelo. El asfalto que ayer quemaba hoy me congela las entrañas. Dedícame un tango y acabemos de una vez por todas esta función, la última función. Déjame que abandone el mundo respirando, solo, porque el teatro se hace encima de los escenarios. Que allá donde yo esté descansaré, en esa ciudad con vida, con mi vida. Ahora se por qué acabé aquella tarde frente a ese cuadro, por qué se me pararon las piernas y sentí la sordera durantes unos segundos, yo estaba allí, atrapado en el cuadro y asumiendo que jamás podría salir de él, que allí me había quedado a vivir. Aún me dan miedo los colores oscuros, los murmullos de la gente que quiere entrar en mi cabeza. Bestias y monstruos esperando juntos por primera vez a la batalla. Abre los ojos y guarda silencio, cualquier latido de tu corazón puede hacer temblar este encuentro. Los eclipses se apoderan de mí, los pilotos rojos ya se han encendido y ya me apuntan a mí. Han comenzado a grabar. ¡Que empiece la función!

Mario.

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